Autobiografías


Enid Pardo:
Durante mi etapa de Educación Primaria y Educación Secundaría mi único contacto en la expresión corporal, fue durante uno o dos meses en 6º curso de Primaria en el que la maestra de Educación Física cogió la baja y mandaron a una sustituta. Esta sustituta empezó a trabajar con nosotros la interpretación de pequeños cuentos previamente inventados, nos ponía música y nos dejaba bailar expresando lo que sentíamos e incluso recuerdo que hicimos un  baile entre todos los de la clase. Al terminar la baja de la maestra titular, los chicos se quejaron a ella de lo que les había hecho la sustituta y la maestra para complacerles dejó aparcada la expresión y siguió con su programación habitual.
En bachiller y a pesar de que me cogí en 2º la optativa de Educación Física también corrí con la misma suerte. Sólo pruebas físicas y deportes individuales o colectivos.
En el grado superior de Educación Infantil, sí que trate más de cerca la expresión corporal debía gesticular expresando ideas o conceptos, hacer un movimiento para describir mi estado de ánimo o hacer pequeñas representaciones de diversas situaciones tanto de la vida cotidiana como de situaciones imaginarias. Pero siempre en actividades aisladas y sin ninguna continuidad temporal.
Podría decir, que hasta que no he llegado a la universidad no he tratado este contenido en todas sus dimensiones y con una continuidad y un sentido. En 1º de Magisterio tuve la suerte de tener un gran profesor de música que no se olvidó de darle a la expresión corporal su sitio en su programación. Nos hacía expresar lo que nos sugería una canción arrugando papeles de periódico, nos dejaba inventarnos representaciones teatrales a partir de una melodía, hacíamos juegos de confianza y relajación, etc.
En este último año creo que ya merecía tener un contacto pleno con la expresión corporal, derecho del que han quedado exentos muchos de los compañeros que he tenido a los largo de todos mis años de formación y que considero fundamental para una verdadera educación integral.

Bea Algaba:
Durante mi etapa de estudiante, en el colegio e instituto, no he tenido ninguna relación con la expresión corporal, al menos que yo recuerde. Desde primaria hasta bachillerato  en E.F nos dedicábamos a jugar al fútbol  al baloncesto, hacer test, aprender las partes del cuerpo y sus articulaciones mediante un folleto y examinarnos de ello a través de un examen, hacer circuitos con conos, aros, pelotas, cuerdas, balones y una amplia gama de ejercicios propias del currículo pero sin entrar en el terreno de la expresión ya que lo único a realizar eran los ejercicios que el maestro daba con sus indicaciones e instrucciones sin modificación alguna.
En cuanto al ciclo de educación infantil que realice, recuerdo que lo más parecido que hice a la expresión corporal fue un ejercicio en el que teníamos que representar a un animal sin hablar ni hacer muecas ni sonidos, simplemente teníamos que hacer los movimientos que ese animal hacía para transmitírselo al resto de los compañeros y adivinasen de que animal se trataba.
Actualmente, en la Universidad hasta hace un par de semanas seguía sin tener relación con la expresión corporal, pero ahora que empiezo a tener contacto con ella y estoy viendo lo que puedo expresar y transmitir con el cuerpo, estoy segura de que aprenderé una amplia gama de ejercicios y conocimientos sobre la expresión corporal y los podre transmitir a mis futuros alumnos, puesto que les ayudará a desinhibirse, a relacionarse con el grupo y a ser espontáneos, no tendrán vergüenza a la hora de expresarse o darse a conocer en público, y todo lo exteriorizaran ya sea mediante el habla o su cuerpo.
Expresión no significa únicamente hablar de sentimientos o de lo que te pasa, sino que implica movimiento, es decir, expresarse mediante el cuerpo y no mediante el habla o gestos. De este modo, hablamos de expresión corporal basada en el juego, la experimentación, la imitación y la imaginación. Es importante comunicarnos mediante nuestro cuerpo porque se trasmiten sentimientos y emociones que solo pueden entenderse a través de la expresión corporal.

Marta Gil:
Mi relación con la expresión corporal ha sido un tanto extraña. Nunca he hecho ningún curso especializado con esta materia, pero mi formación como educadora en actividades de tiempo libre ha hecho que, de una manera indirecta, mi recorrido como monitora haya estado relacionado con la expresión corporal.
En todos los cursos que he hecho; monitora de tiempo libre, Animadora Juvenil, Tasoc, Formadora de Animadores y Formadora de formadores, el noventa por cien de las sesiones han estado relacionadas de manera indirecta y directa con la expresión corporal. Llevo once años como educadora de tiempo libre. He hecho más de cincuenta campamento en mi vida y es lógico que la expresión corporal es el hilo conducto de todas las experiencias que he tenido. No sé en que medida, pero cuando te dedicas a la educación en el tiempo libre tus gestos, maneras de moverte y todo aquello que se trasmite a través del cuerpo es una manera de educar. Y es casi más importante que la expresión verbal, pues creo que los niños y niñas se quedan más con lo que ven que con lo que escuchan.

En cuanto a la asignatura de Educación Física en la escuela, desde primero de E.G.B hasta primero de bachillerato), solo en primero de bachiller fue cuando trabajamos durante el segundo trimestre la expresión corporal a través de la realización de una coreografía grupal, en la que debíamos de hacer un musical para luego presentarlo a todo el colegio.
En doce años de escuela solo trabajé tres meses la expresión corporal. Era una asignatura destinada a aprender deportes y más deportes de manera practica y teórica.

Noe Mota:
Mi relación con la expresión corporal no la he tenido en una única etapa de mi vida, pero si debo reconocer que en lo referente a la etapa escolar no tuve nada relacionado con ello.
Recuerdo en el colegio que lo único que trabajábamos eran deportes, tanto colectivos como individuales, pruebas físicas…pero nada relacionado con la expresión corporal. Ya en el instituto, cursé una optativa de teatro, allí fue donde empezamos a trabajar un poco de dramatización, el expresarnos libremente y de forma distinta a la que anteriormente estábamos acostumbrados.
El simple hecho de representar una pequeña obra de teatro delante de tus compañeros o el improvisar algo hacía que resultara lo suficientemente atractivo para que cualquier cosa que hiciéramos saliera de la rutina a la que estábamos acostumbrados.
Después, en el módulo de educación infantil si que trabajamos la expresión corporal, mediante juegos en los que teníamos que adivinar lo que nuestros compañeros querían transmitirnos mediante gestos, o el juego de la estatua, moldear a un compañero, sacar tu imaginación e inventarte pequeñas historias para después representarlas eran cosas que hacían que la vergüenza se fuera perdiendo poco a poco. Ése mismo año realicé el curso de Monitora de Ocio y Tiempo Libre, donde se trabajaba tanto de manera directa como indirecta ésta cualidad.
Pero sinceramente, no ha sido hasta mi último año de universidad, cuando realmente empiezo a darle un sentido a esto, a lo que podemos ser capaces de hacer y a darte cuenta que cuando te dejas llevar y la vergüenza la dejas en la puerta, disfrutas mucho más.

Luis Punzón:

Me llamo Luis J. Punzón Asensi, a continuación contaré mi relación con las actividades expresivas durante mi época de estudiantil.
Durante la primaria, ningún profesor se atrevió a realizar juegos expresivos,  debido a su inexperiencia en esta área o el total desconocimiento. Solo nos dedicamos a bailar en alguna ocasión y poco más. Más tarde en secundaria, entre las obras de teatro y dentro de la educación física hacíamos expresión improvisada (algo parecido al match improvisación) por tanto no fue un contacto 100% con la expresión corporal tal y como la estamos viendo en este curso.
Una vez empezado el T.A.F.A.E, sí que vimos  y trabajamos la expresión corporal ya sea con acrosport o danza, aerobic e improvisación. Durante estos dos años si que puedo afirmar que vi y trabajé el movimiento del cuerpo, la perdida de vergüenza, etc...
Ya en la universidad, hasta tercer curso no volví a saber nada de la expresión corporal, por ello mi reflexión o comprensión hacia maestros/as que no las dan en sus clases, es que como ellos desde su educación todo lo relacionado con la expresión puede derivar a muy feminista o poco deportista no han querido ni sabido llevar a sus aulas este tipo de actividad. Y sin llegar a este extremo, estos docentes enseñando a otros futuros docentes no les han dado las armas para poder llevar a cabo este ejercicio de expresión corporal. Por ello espero que esta asignatura me sirva a mí a no caer en el error y tener las herramientas necesarias para poder impartirla en un futuro no muy lejano.

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